Hace unos 9 o 10 meses, escribí una despedida con la certeza de que no habría un reencuentro.

Hace exactamente un mes y un día, lo hubo, hubo varios antes, sin embargo este fue especial porque fue el encuentro en el que se dió la firma del contrato que te obliga y te da derecho a que idealmente no te despidas nunca más.

Tratando de hacer justica, el mérito y el orgullo de saber que cuento contigo y que siempre estarás ahí me da la tranquilidad y fortaleza para que la hoja de vida que tengo planeada se ejecute con excelencia.

Pareciera que es cualquier cosa, pareciera que no es digno de mención o que así debería de ser, mi pregunta es cuantos en el mundo no pueden sentir esa confianza y la tranquilidad de que todo lo que te propones seguro quedará resuelto porque tienes en la vida una persona que te cree y te hace capaz en el amor.

Más que un tributo es una confesión, es decirte sin que te enteres, que tu autenticidad y tu carisma, tus ganas, pero sobre todo tu cariño y amor me dan el soporte que necesito para ser lo que quiero ser contigo.

Y esta seguridad en estos días no se paga con ningún dinero, simplemente con la satisfacción de vernos triunfar en lo que hacemos. Por eso una vez más, como en la despedida, te estoy infinitamente agradecido.

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