Catalina no voló

Catalina no voló, y no porque no quisiera, se veía tan bonito ahí, con sus colores de los pumas y grande que no podía meterlo ni en el carro. Me lo dijo el Doc, fui a su tienda y me dijo que no iba a volar, pero que no me desesperara que eso siempre pasaba con los chinos.

Lo puse en el lago y aceleré, le dí dos o tres golpes porque el rudder no estaba alineado y daba vueltas, cuando logré alinearlo, lo puse en el rebozadero y ¡a todo!, se veía padrísimo, se escuchaba como si neta no le hiciera falta nada para levantarse, como si en cualquier momento fuera a darme una sorpresa. Lo estrellé contra un tronco cortado en medio del lago.

Mis miedos se convirtieron en coraje y descepción, pareciera que 5 meses de espera, el dinero y el esfuerzo para traerlo no valieron de nada, se convirtieron en alas rotas y fuselaje perforado. Eso no importa, lo voy a superar pronto, ya vendrá uno mejor aunque más caro.

Solo quiero pedir un favor. ESTO JAMÁS SE LO HAGAS A UN NIÑO.

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